sábado, 26 de marzo de 2022

VÍCTOR MEDINA


Víctor Medina
se va al antiguo
pueblo de los Timotocuicas

Reportaje Especial escrito para el diario El Expreso
Ciudad Bolívar, Domingo-10 de-Abril de 1988

*En el trujillano Boconó piensa encontrar a Mojón de Tigre, a Bola de Nieves, a Perché, al viejo César Acosta y a la Loca Marcolina.
*E1 médico cirujano, poeta, cantante y pintor, expuso sus mujeres vegetales en la Galería Germania y dice estar confuso e inseguro de su destino.

Américo Fernández

Víctor Medina está confuso. Anda como perdido en un laberinto. No encuentra lo que busca. Pero ¿qué busca Víctor Medina? El mismo quizás no lo sabe, ni siquiera su compañera Glenys que vive en la cueva de las lenguas enderezando molares, lo intuye. Tal vez lo que busca no está en la medicina, en la cirugía, en la ginecología, ni en la pintura y el dibujo, tampoco en el canto y la poesía, menos en la caricatura. Tal vez esté en él mismo, en el niño inquieto perviviente dentro de si, el niño de la Plaza Centurión, el del Paseo Arauca, el que pintaba con César Acosta letreros góticos sobre las tumbas, el que se levantaba a contemplar los amaneceres sobre el Orinoco o a descubrir los imaginarios  monstruos que jamás despertaron del río, el niño que le compraba tinita a Mojón de Tigre y aceptaba los desvaríos de la Loca Marcolina. Tal vez sea ese niño puro en su entorno incontaminado lo que buscas y que ahora, según dices, piensas hallar en Boconó, la antigua ciudad de los Timotocuicas.
-¿Cómo vas a encontrar en Boconó a los Quiñones, a Bola de Nieve, al Viejo Pedro, a Perché que te cansaste de buscar inútilmente ahora?
-Se me ha perdido la ciudad, Américo. La Ciudad Bolívar que yo quise tanto no la encuentro.
Eso le ocurre a unos cuántos. Se van, pierden la ciudad o la ciudad los pierde a ellos.
-Una vez conversé con Soto en el patio de la casa de su nadre y me dijo: "Yo para ser Jesús Soto tuve que saltar ese niño de agua". A veces pienso que para trascender hay que irse más allá del Orinoco y no debería ser.
Pero es, el habitante algunas veces aspira tanto que la ciudad le resulta estrecha. En tu caso ¿has trascendido?
-He ahí el problema, quiero ser y hacer tantas cosas a la vez que a veces creo que me diluyo.
Eres médico con dos especialidades, eres cantante con siete discos grabados, un pintor en cierto modo cotizado, prácticas el periodismo caricaturesco, escribes ¿qué más?
-Tal vez sea una manera de ser universal.
-¿Pugnas por abarcarlo todo?
-No en el sentido materialista precisamente, sino tentando caminos para llegar más a la gente, para comunicarme con ella y con el substrato de la cultura que es Naturaleza.
-¿Crees que lo logras, por ejemplo con tus dibujos, con ese tipo de dibujos que expusiste en el Colegio de Médicos en diciembre del año pasado y que ahora expones en la Galería Germania?
-El tema de mis dibujos tiene mucho de comunión íntima con la naturaleza.
-La figura central de tus dibujos es la mujer ¿por qué?
-Creo que es la plasticidad del cuerpo femenino, se trabaja mejor, provoca más pintarlo.
-La mujer siempre floreciendo, frutificando por las manos, los cabellos, el ombligo, los senos, siempre y en todo instante  ¿por qué?
-Es el florecimiento y fructificación del amor y en el fondo envuelve un mensaje de preservación y prolongación  ante la amenaza inminente de la destrucción. Existe sobre el planeta una clara tendencia a la destrucción y no a la recreación. El hombre se ha metalizado y la metalización del alma, de los sentimientos, está impidiendo  la polenización del amor entre los seres humanos.
-Me llama mucho la atención esos dedos de las manos transformados en racimos.
-La idea de eso es la capacidad creativa de la mano. Estas manos  de los seres vegetales míos son manos productivas que eran frutos, belleza, riqueza afectiva.
Por qué siempre la figura de perfil?
-Generalmente el perfil para expresar la búsqueda de un horizonte, una distancia, nunca de frente, siempre lateral.
¿Por qué la constante de los ojos cerrados?
-Expresa la comunicación interior de los seres.
Noto que los pies de tus seres no florecen como las manos
-En algunos dibujos que no expongo ahora en la Galería Germania, sí. Yo tengo unas danzarinas al viento, con los pies al aire, de donde también emergen frutos. Pero generalmente uso los pies como conexión con la tierra. Estoy ahora en ese deseo de crear seres volátiles. Estoy tratando de desprenderlos un poco de su primitiva condición de enraizados. Creo que corresponde al proceso evolutivo de mi obra. Ya está en mi cabeza. Si viste mi exposición de diciembre en el Colegio de Médicos, apreciarás que ésta de la Germanía es como una continuación evolutiva de aquella.
¿Sabes que en el Continente Negro también hay árboles que fructifican?
-Alguien que visitaba una de mis exposiciones lo observó y en verdad me motivó. Así que en los dibujos que comencé de enero de este año para acá, en muchos de ellos diseño el rostro con las facciones negroides, pero no por imposición de quien me lo dijo, sino por el deseo de seguir experimentando.
-Observo figuras de estilo egipcio?
-Hay otras poses también, diríamos que posturas rituales, sacerdotales. Yo creo que en estos dibujos hay algo ancestral.
-Hay artistas que reflexionan, planifican, programan lo que van a crear, tal es el caso de los constructivistas, de los que hacen arte concreto ¿te ocurre lo mismo?
-Yo no programo ni racionalizo mi obra. Simplemente el momento de pintar llega, ocurre, surge espontáneo y en cualquier momento. Entonces cuando me dispongo a pintar experimento 'como un desdoblamiento, una sensación agradabilísima de la que no tienes una idea.
-¿Tienes una meta definida en tu trabajo artístico?
-He aquí el problema que siempre me planteo. Esta madrugada cuando me hallaba en brazos de mi mujer, le preguntaba: "Mi amor, ¿para dónde voy yo? ¿Qué es lo que yo ando buscando? Porque a pesar de que vivo en permanente creación, me siento algunas veces confundido. No obstante mi madurez siento que soy cada vez más niño o cada vez más loco.
-¿Más loco?
-Yo terminé de escribir un libro que está en corrección para ser publicado a mitad de año y lo titulo así: "Al borde de la locura", donde relato cosas imaginarias y reales que plantean ese ¿Quo vadis?. Es como una búsqueda de sí mismo. Como si quisiera encontrar algo que está dentro de mí, tal vez Ofir  (tesoro), algo mágico que existe, que intuyo que está allí y que debo encontrarlo. Por eso tal vez escribo, pinto, ejerzo la medicina, me dedico a tantas cosas, como buscando caminos o el camino más corto para llegar a ese arcano.
-¿No te estarás haciendo daño?
-Creo que estas cosas lejos de hacer daño, hacen bien que es lo  que veo bonito. Así como yo trato de llegar a mí, intento llegar a los demás.
--La pintura es buen camino para llegar a los demás y parece que llegas porque tu pintura la compran ¿Tú eres lo que se llama un pintor de escuela?
-Yo estudié pintura aquí en Ciudad Bolívar cuando existía la Escuela de, Artes Plásticas "Armando Reverón", después continué en Barina con un. colombiano, durante seis meses. Pero el primero que puso un pincel en mis manos fue César Acosta. Cuando el pulso le temblaba porque no había ingerido suficiente alcohol, yo lo ayudaba a pintar los nombres de los muertos sobre las tumbas.
-Por lo que dices la infancia tuvo mucho que ver con el Cementerio?
-Yo nací y viví por esos lados, en el Paseo Arauca y, por los alrededores, había una cultura extraña que me envolvió dominada entre otros por los Yanez, Alejandro Vargas. Yo llegué a cantar aguinaldos con el negro Alejandro Vargas. Tendría unos catorce años y de esa época eran Gustavo Rodríguez, Lucio Bueno, José Luis Cestari, un grupo bastante grande.
¿En qué Liceo estudiabas?
-Estudié y me gradué de bachiller en el Tomás de Heres en 1964 y después me fui a Mérida a estudiar medicina.
¿Por qué a Mérida existiendo aquí una Escuela de Medicina?
-Por lo mismo que profesores de la Escuela de Medicina envían sus hijos a estudiar afuera, incluso a México. En mi caso privó el criterio de que económicamente el estudio se me facilitaría mejor en Mérida.
-Fue así realmente?
-A pesar de lo barato de la vida, no dejó de ser sacrificado, pero pasar trabajo resulta a la postre importante en la vida de un joven porque aprende a ser hombre de verdad y a no depender de los demás.
¿No relegó tu vocación de artista el estudio de la medicina?
-No, porque el movimiento cultural merideño es muy importante y el mismo está subrayado por la propia Universidad donde estudiaba. El movimiento cultural allá me ayudó bastante en mi formación humanística. Conocí a Vigas, a José Manuel Briceño Guerrero, a Romero García con una intención importante desde el punto de vista cultural. En Mérida recibí muchas clases de pintura y .aprendí otras técnicas.
De 29 obras tuyas en la Galería Germania sólo ví dos óleos ¿qué te pasa con el óleo?
-Me gusta mucho trabajar con el óleo, pero soy alérgico, me provoca irritación, sobre todo en la laringe. Por eso no lo puedo trabajar de manera continua, no obstante que hay mucha gente que le gustan mis óleos. Por supuesto, también hay mucha gente que le gusta mis dibujos, sobre todo porque el dibujo da una definición. Es algo diferente, original
-En conclusión, tu vida transcurre entre el canto, la pintura y la medicina?
-Soy polifacético. Actualmente estoy haciendo caricaturas los días martes, jueves y sábado para El Mundo. Se llaman "El Humor de Medito". Medito es mi seudónimo humorístico. Antes era Medo, pero descubrí que en los años 40 había un caricaturista con ese nombre.
¿Desde cuándo no grabas?
-Acabo de grabar un disco romántico, con baladas, canciones guajiras. Es el séptimo.
¿Siempre en dueto con tu esposa Glenys?
-Glenys no quiso seguir cantando a dueto aunque cantamos juntos en los espectáculos. Su voz viene bien con la mía puesto que ella tiene voz de soprano, muy dulce, casi infantil, pero muy linda y yo soy un tenor con mucha variación.
¿Cuál ha sido el tema musical que te ha dado mayor crédito?
-"Juana Petra" sin duda me dio mucho nombre y dos premios: El Mara de Oro y el Sol de Oriente. Después vino "Soy del Pueblo", "La pobre Cleta" y "Venezuela Primero".
¿Vendes mucho? ¿Cómo está el mercado?
-No soy un Oscar D' León ni un José Luis Rodríguez ni es esa tampoco mi intención. Lo que hago no lo hago buscando  un fin económico. Mi único interés es poder llegar a la personas, así sean diez o veinte.
¿Por qué ejerces la medicina en Caracas y no en Ciudad Bolívar?
-Tan pronto me gradué de médico cirujano me vine y ejercer durante  cuatro años en el Hospital "Ruiz y Páez", pero entusiasmado por el Doctor Celestino Zamora Montes de Oca me fui a Caracas a un post grado en cirugía plástica, pero tuve problemas con el cupo y decidí quedarme de todas maneras ejerciendo como lo venía haciendo en el Ruiz y Páez. Actualmente hago medicina privada en el Centro Médico Quirúrgico del Sur, en Santa Mónica, pero he decidido dejar a Caracas, cambiarla por Boconó. Caracas ya me queda demasiado grande.
De la política ¿qué me dices?
-No soy político ni quiero saber nada de lo político, menos en este país donde todo está politizado, desde la pasta de diente hasta el jabón. Yo soy guayanés, pero a veces digo que por sobre todo, me siento universal. Me horrorizan los grupos limitados, las agrupaciones sectarias, el fetichismo, el tener que seguir a alguien... En definitiva no soy de izquierda o de derecha, soy universal. No puedo existir en función de lo que tu seas o no seas. Esa no es la condición del hombre.
¿Cómo encuentras a Ciudad Bolívar?
-Ciudad Bolívar está tan bella como siempre. Quisiera que no cambiara ni que le agregaran nada más. Yo lo que quisiera pedirle a mis paisanos es  sublimarse, que se eleven en el sentido afectivo porque observó demasiada tirantez y Ciudad Bolívar tiene derecho a ser feliz tal cual como yo me siento cuando  llego aquí.  Cuando llego  aquí siento ganas de llorar, emocionado más que  en ninguna otra parte. Me vuelvo realmente muy sentimental.
-Y ¿por qué te vas a Boconó?
-Yo a Boconó me voy a buscar a Ciudad Bolívar. Yo voy a buscar a Mojón de Tigre, a los Quiñones, a Bola de Nieve, al -Viejo Pedro, a Perché, a la Loca Marcolina que me cansé de buscarlos ahora y no los encontré. En Boconó a lo mejor no tendré el Orinoco en frente, en presencia física, pero lo voy a tener en cada amanecer. Y ya que tú, Américo, estás aquí, vive la Ciudad por mí. Trata de buscar esa Ciudad Bolívar qué ahora, no he podido hallar y si la encuentras, llámame.







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