se va al antiguo
pueblo de los Timotocuicas
Reportaje
Especial escrito para el diario El Expreso
Ciudad Bolívar, Domingo-10 de-Abril de 1988
*En el
trujillano Boconó piensa encontrar a Mojón de Tigre, a Bola de Nieves, a
Perché, al viejo César Acosta y a la Loca Marcolina.
*E1 médico
cirujano, poeta, cantante y pintor, expuso sus mujeres vegetales en la Galería Germania y dice estar confuso e
inseguro de su destino.
Américo Fernández
Víctor Medina está
confuso. Anda como perdido en un laberinto. No
encuentra lo que busca. Pero ¿qué busca Víctor Medina?
El mismo quizás no lo sabe, ni siquiera su compañera Glenys que
vive en la cueva de las lenguas enderezando
molares, lo intuye. Tal vez lo que busca no está en la medicina, en la
cirugía, en la ginecología, ni en la pintura
y el dibujo, tampoco en el canto y la poesía, menos en la caricatura. Tal vez esté en él mismo, en el
niño inquieto perviviente dentro de
si, el niño de la Plaza Centurión, el del Paseo Arauca, el que pintaba
con César Acosta letreros góticos sobre las
tumbas, el que se levantaba a contemplar los amaneceres sobre el Orinoco
o a descubrir los imaginarios monstruos que jamás despertaron del río, el
niño que le compraba tinita a Mojón de
Tigre y aceptaba los desvaríos de la
Loca Marcolina. Tal vez sea ese niño puro en su entorno incontaminado lo
que buscas y que ahora, según dices, piensas hallar en Boconó, la
antigua ciudad de los Timotocuicas.
-¿Cómo
vas a encontrar en Boconó a los Quiñones, a Bola de Nieve,
al Viejo Pedro, a Perché que te cansaste de buscar inútilmente ahora?
-Se me ha perdido la
ciudad, Américo. La Ciudad Bolívar que yo quise tanto no la encuentro.
Eso le ocurre a unos cuántos. Se van, pierden la
ciudad o la ciudad los pierde a ellos.
-Una vez conversé con Soto en el patio de la
casa de su nadre y me dijo: "Yo para
ser Jesús Soto tuve que saltar ese niño
de agua". A veces pienso que para trascender hay que irse más allá
del Orinoco y no debería ser.
Pero es, el habitante
algunas veces aspira tanto que la ciudad le
resulta estrecha. En tu caso ¿has trascendido?
-He
ahí el problema, quiero ser y hacer tantas cosas a la vez que a veces creo que
me diluyo.
Eres médico con dos especialidades, eres cantante
con siete discos grabados, un pintor en cierto modo cotizado, prácticas el periodismo caricaturesco, escribes ¿qué
más?
-Tal vez sea una manera de ser universal.
-¿Pugnas
por abarcarlo todo?
-No
en el sentido materialista precisamente, sino tentando caminos para llegar más a la gente,
para comunicarme con ella y con el substrato
de la cultura que es Naturaleza.
-¿Crees que lo logras, por
ejemplo con tus dibujos, con ese tipo de dibujos que expusiste en el Colegio de
Médicos en diciembre del año pasado y que ahora expones en la Galería Germania?
-El tema de mis
dibujos tiene mucho de comunión íntima con la naturaleza.
-La figura
central de tus dibujos es la mujer ¿por qué?
-Creo que es la plasticidad del cuerpo femenino, se trabaja mejor, provoca
más pintarlo.
-La mujer
siempre floreciendo, frutificando por las manos, los cabellos,
el ombligo, los senos, siempre y en todo instante ¿por qué?
-Es el florecimiento y fructificación
del amor y en el fondo envuelve un mensaje
de preservación y prolongación ante la amenaza inminente de la destrucción. Existe sobre
el planeta una clara tendencia a la
destrucción y no a la recreación. El hombre se ha metalizado y la metalización
del alma, de los sentimientos, está
impidiendo la polenización del amor
entre los seres humanos.
-Me llama mucho la atención esos
dedos de las manos transformados en racimos.
-La idea de eso es la capacidad creativa de la mano. Estas manos de los seres vegetales míos son
manos productivas que eran frutos, belleza, riqueza
afectiva.
Por qué siempre la figura de perfil?
-Generalmente el perfil para expresar la búsqueda de un horizonte, una
distancia, nunca de frente, siempre lateral.
¿Por qué la constante de los ojos cerrados?
-Expresa la
comunicación interior de los seres.
Noto que los pies de tus seres
no florecen como las manos
-En algunos
dibujos que no expongo ahora en la Galería Germania,
sí. Yo tengo unas danzarinas al viento, con los pies al aire, de donde también emergen frutos. Pero generalmente uso los pies como conexión con
la tierra. Estoy ahora en ese deseo de crear seres volátiles.
Estoy tratando de desprenderlos un poco de su
primitiva condición de enraizados. Creo que
corresponde al proceso evolutivo de mi obra. Ya está en mi
cabeza. Si viste mi exposición de diciembre
en el Colegio de Médicos, apreciarás que ésta de la Germanía es como una continuación evolutiva de
aquella.
¿Sabes
que en el Continente Negro también hay árboles que fructifican?
-Alguien
que visitaba una de mis exposiciones lo observó y en
verdad me motivó. Así que en los dibujos que comencé de enero de este año para
acá, en muchos de ellos diseño el rostro
con las facciones negroides, pero no por imposición de quien me lo dijo, sino por el deseo de seguir
experimentando.
-Observo figuras de
estilo egipcio?
-Hay
otras poses también, diríamos que posturas rituales,
sacerdotales. Yo creo que en estos dibujos hay algo ancestral.
-Hay artistas que reflexionan,
planifican, programan lo que van
a crear, tal es el caso de los constructivistas, de los que hacen arte concreto ¿te ocurre lo mismo?
-Yo
no programo ni racionalizo mi obra. Simplemente el momento de pintar
llega, ocurre, surge espontáneo y en cualquier
momento. Entonces cuando me dispongo a pintar experimento 'como
un desdoblamiento, una sensación agradabilísima de la que no tienes una idea.
-¿Tienes
una meta definida en tu trabajo artístico?
-He aquí el problema
que siempre me planteo. Esta madrugada cuando me hallaba en brazos de mi mujer,
le preguntaba: "Mi amor, ¿para dónde voy yo? ¿Qué es lo que yo ando buscando? Porque a pesar de que vivo en permanente creación, me siento algunas veces confundido. No
obstante mi madurez siento que soy
cada vez más niño o cada vez más loco.
-¿Más loco?
-Yo
terminé de escribir un libro que está en corrección para ser
publicado a mitad de año y lo titulo así: "Al borde de la locura",
donde relato cosas imaginarias y reales que plantean ese
¿Quo vadis?. Es como una búsqueda de
sí mismo. Como si quisiera encontrar algo que está
dentro de mí, tal vez Ofir (tesoro),
algo mágico que existe, que intuyo que está allí y que debo encontrarlo. Por
eso tal vez escribo, pinto, ejerzo la medicina, me dedico a tantas cosas, como buscando caminos o el camino
más corto para llegar a ese arcano.
-¿No te
estarás haciendo daño?
-Creo que estas cosas lejos de hacer daño, hacen bien que es lo que veo bonito. Así como yo
trato de llegar a mí, intento llegar a los demás.
--La pintura
es buen camino para llegar a los demás y parece que
llegas porque tu pintura la compran ¿Tú
eres lo que se llama
un pintor de escuela?
-Yo estudié pintura
aquí en Ciudad Bolívar cuando existía la Escuela de, Artes Plásticas
"Armando Reverón", después continué
en Barina con un. colombiano, durante seis meses. Pero
el primero que puso un pincel en mis manos fue César Acosta. Cuando
el pulso le temblaba porque no había ingerido suficiente
alcohol, yo lo ayudaba a pintar los nombres de los muertos sobre
las tumbas.
-Por lo que dices la infancia
tuvo mucho que ver con el Cementerio?
-Yo
nací y viví
por esos
lados, en el Paseo Arauca y, por los alrededores, había una
cultura extraña que me envolvió dominada
entre otros por los Yanez, Alejandro Vargas. Yo llegué a cantar aguinaldos con
el negro Alejandro Vargas. Tendría unos catorce años y de esa época eran Gustavo Rodríguez, Lucio Bueno, José
Luis Cestari, un grupo bastante grande.
¿En
qué
Liceo estudiabas?
-Estudié y me
gradué de bachiller en el Tomás de Heres en 1964
y después me fui a Mérida a estudiar medicina.
¿Por qué a Mérida existiendo aquí una
Escuela de Medicina?
-Por lo mismo que profesores de la Escuela
de Medicina envían sus hijos a estudiar
afuera, incluso a México. En mi caso
privó el criterio de que económicamente el estudio se me facilitaría mejor en Mérida.
-Fue así realmente?
-A pesar de lo barato
de la vida, no dejó de ser sacrificado, pero
pasar trabajo resulta a la postre importante en la vida de un joven porque aprende
a ser hombre de verdad y a no depender de
los demás.
¿No
relegó tu vocación de artista el estudio de la medicina?
-No, porque el
movimiento cultural merideño es muy importante y el mismo está subrayado por la
propia Universidad donde estudiaba. El
movimiento cultural allá me ayudó
bastante en mi formación humanística. Conocí a Vigas, a José Manuel Briceño Guerrero, a Romero García
con una intención importante desde el punto de vista cultural. En Mérida recibí muchas clases de pintura y .aprendí
otras técnicas.
De 29 obras tuyas en la Galería
Germania sólo ví dos óleos ¿qué te pasa con el
óleo?
-Me gusta mucho
trabajar con el óleo, pero soy alérgico, me provoca irritación,
sobre todo en la laringe. Por
eso no lo puedo trabajar de manera
continua, no obstante que hay mucha gente que le gustan mis óleos. Por supuesto, también hay mucha gente que le gusta mis
dibujos, sobre todo porque el dibujo da una definición. Es algo diferente, original
-En conclusión, tu vida transcurre entre el canto, la pintura y la
medicina?
-Soy polifacético. Actualmente estoy haciendo caricaturas los días martes, jueves y
sábado para El Mundo. Se llaman "El
Humor de Medito". Medito es mi seudónimo humorístico. Antes era Medo, pero
descubrí que en los años 40 había un caricaturista con ese nombre.
¿Desde cuándo no grabas?
-Acabo de grabar un disco romántico, con
baladas, canciones guajiras. Es el séptimo.
¿Siempre en dueto con tu esposa Glenys?
-Glenys no quiso seguir cantando a dueto aunque cantamos juntos en los
espectáculos. Su voz viene bien con la mía puesto que ella tiene voz de soprano, muy
dulce, casi infantil, pero muy linda y yo
soy un tenor con mucha variación.
¿Cuál
ha sido el
tema musical que te ha dado mayor crédito?
-"Juana Petra" sin duda me dio mucho nombre y dos premios: El Mara de Oro y el Sol
de Oriente. Después vino "Soy del
Pueblo", "La pobre Cleta" y "Venezuela Primero".
¿Vendes mucho? ¿Cómo está el
mercado?
-No soy un Oscar D' León ni un José Luis
Rodríguez ni es esa
tampoco mi intención. Lo que hago no lo hago buscando un fin económico. Mi único interés es poder llegar a la personas, así sean diez o veinte.
¿Por qué ejerces la medicina en Caracas y no en Ciudad Bolívar?
-Tan pronto me gradué de
médico cirujano me vine y ejercer durante cuatro años en el Hospital "Ruiz y Páez", pero entusiasmado por el Doctor Celestino Zamora
Montes de Oca me
fui a Caracas a un post grado en cirugía plástica, pero tuve problemas con el
cupo y decidí quedarme de todas maneras
ejerciendo como lo venía haciendo en el Ruiz y Páez. Actualmente hago medicina privada en el Centro Médico Quirúrgico
del Sur, en Santa Mónica, pero he decidido dejar a Caracas, cambiarla por Boconó. Caracas ya me queda demasiado
grande.
De la política ¿qué me dices?
-No
soy político ni quiero saber nada de lo político, menos en este país donde todo está
politizado, desde la pasta de diente hasta el jabón. Yo soy guayanés, pero a veces digo que por sobre todo, me siento universal. Me horrorizan
los grupos limitados, las agrupaciones
sectarias, el fetichismo, el tener que seguir a alguien... En definitiva
no soy de izquierda o de derecha, soy
universal. No puedo existir en función de lo que tu seas o no seas. Esa
no es la condición del hombre.
¿Cómo encuentras a Ciudad Bolívar?
-Ciudad Bolívar está tan bella como siempre. Quisiera que no cambiara ni que le agregaran nada más. Yo lo que
quisiera pedirle a mis paisanos es sublimarse, que se eleven en el sentido afectivo porque
observó demasiada tirantez y Ciudad Bolívar
tiene derecho a ser feliz tal cual como yo me siento
cuando llego aquí. Cuando llego aquí siento ganas de llorar,
emocionado más que en ninguna otra parte. Me vuelvo realmente muy
sentimental.
-Y ¿por qué te vas a Boconó?
-Yo a Boconó me voy a
buscar a Ciudad Bolívar. Yo voy a buscar a Mojón de Tigre, a los Quiñones, a
Bola de Nieve, al -Viejo Pedro, a Perché, a la Loca Marcolina que me cansé de buscarlos ahora y no los encontré. En Boconó a lo
mejor no tendré el Orinoco
en frente, en presencia física, pero lo voy a tener
en cada
amanecer. Y ya que tú, Américo, estás aquí, vive la Ciudad por mí. Trata de
buscar esa Ciudad Bolívar qué ahora, no he podido hallar y si la encuentras,
llámame.
No hay comentarios:
Publicar un comentario