sábado, 12 de diciembre de 2015

NATALIO VALERY AGOSTINI ESCOGIÓ UN BUEN DÍA PARA MORIR


Empresario fuertemente ligado al desarrollo regional de Guayana, a quien suele recordarse en los dos últimos meses del año de haber nacido en Navidad y fallecido el día de los muertos. Pero que debería recordarse mejor por sus ardorosas campañas a favor de la siderúrgica, el Banco Guayana, la Aduana y el Puente sobre el Orinoco.

Los primeros Valery llegados a Venezuela fueron los hermanos de nacionalidad Francesa, Ernesto establecido en Maripe, casado con Emilia Serrano Ortiz, establecido en los llanos del Guárico, donde conoció y desposó con su venezolana Antonieta Agostini Sisco, hija de Natalio Agostini y Ana María Sisco, naturales de Córcega y por mucho tiempo residenciado primero en Zaraza y luego en el Chaparro.

El matrimonio Valery-Agostini tuvo lugar 1887, pero dos años después, Carlos enfermó y debió regresar a Europa con su esposa en cinta. Llegando a puerto de Marsella y en el mismo barco en que viajaban, Maria Antonieta dio a luz el 25 de diciembre de 1889 y por haber nacido el día de la natividad y porque así también se llamaba el abuelo materno, el bebé fue bautizado con el nombre de Natalio.

A temprana edad, Natalio quedo huérfano bajo la tutela de los tíos Corsos Vicente, Félix y Pascual Agostini. Este último joven todavía  y por la  raigambre dejada por sus padres en Venezuela y el resto de intereses pecuarios en el Estado Guárico, regreso junto con su sobrino Natalio (1902) que para entonces tenia 12 años. Aquí fundo la firma mercantil “Mariano & Agostini” y contrajo matrimonio con Maria Cavallazzi, pero no tuvo sucesión.

Pascual Agostini, m{as que sobrino, consideraba a Natalio como un hijo y lo preparo con vista al futuro manejo de su parte en la empresa, inscribiéndolo en el Colegio San  Agustín dirigido por el pedagogo Régulo Machado, donde no solo se enseñaba la primaria, si no que se preparaba al alumno para desempeñarse en cualquier oficio de índole mercantil.

Debidamente preparado en los asuntos mercantiles y con la ventaja de tres idiomas (español, francés e italiano) comenzó Natalio Valery Agostini a trabajar con su tío hasta que este falleció en 1908. Entonces tenía 19 años y quedo prácticamente al frente de los negocios de su tío.

El 5 de julio de  1911, centenarios de la independencia, el presidente del Estado Bolivar, general Arístides Tellería, inauguró una serie de obras: la luz eléctrica, el paseo 5 de julio, la plaza farrera y la Estatua de la libertad en la plaza Arismendi del sector Santa Ana, frente a la logia asilo de la paz Nº 13. Aquí Natalio, con el ardor de sus 21 años pronunció su primer discurso en el que intercaló fraces insoportables para le hipersensibilidad políticas para los adoraderos de la dictadura gomecista, lo cual le valió cierta represión  oficial.

Veintisiete años después, ya muerto y enterrado Juan Vicente Gómez, don Natalio Valery pronunciara un acto de recepción al presidente Eleazar López Contreras, otro discursó polémico relativos a los problemas económicos y sociales de la región, que lo enemistará con el entonces gobernador del Estado, doctor José Benigno Rendón.

En 1920 ingresa como Gerente de la C.A. Electricidad de Ciudad Bolívar bajo la presidencia de Andrés Juan Pietrantoni y renuncia luego de once años para sumir la gerencia de la Nueva Cervecería de Ciudad Bolívar, fabricante de la famosa Pilsen “princesa Bolívar” para que los guayaneses significaba como “la regional” para los zulianos.

La Nueva Cervecería que trabajaba con maestros de cerveceros alemanes con la mayor cebada importada de Europa, fue otra victima de la segunda Conflagración Mundial, pero antes sostuvo una guerra a muerte con la electricidad al tratar de competir por el mercado doméstico y comercial del fluido eléctrico, así como por otros renglones referidos a la molienda de granos y producción de hielo.

Ciudad Bolívar, desde el siglo pasado hasta loa años sesenta, importaba y exportaba por su puerto fluvial y, por consiguiente, disponía de una Aduana que finalmente fue trasferida a puerto Ordaz.

Pero antes que lo fuese, hubo en 1940 un intento por parte del doctor Francisco J. Parra, ministerio de hacienda, de eliminarla en función de la nueva Aduana de puerto la Cruz, donde según telegrama envió entonces a la Cámara de Comercio, debía realizarse el desembarque  de la mercancía importada por los comerciantes bolivarense a objeto de que llegara por carretera a su destino final. El primero en salirse al paso con todos los hierros a esta predecisión ministerial, fue don Natalio Valery esgrimiendo razones no solo económicas y de administraciones hacendistas, sino de logística comercial que al final convinieron al Gobernador Nacional de un inconveniente de que ante mano estaba subrayado por falta de una carretera propiamente dicha a un puente sobre el Orinoco.

Don Natalio Valery fue un sempiterno miembro de la Cámara de Comercio e industriales de Estado Bolívar, y su presidente y miembro directivo por varios períodos, no tenia o nunca tuvo partido político donde afianzar sus luchas y campañas a favor del desarrollo de Guayana. Estas las emprendió y sostuvo siempre desde la Cámara de Comercio que para su tiempo fue un gremio fuerte tomado en cuenta que se hacia sentir nacionalmente a todos los niveles.

Si bien en tiempo de Cipriano Castro ya se había acariciado la idea de un puente sobre el Orinoco, una campaña firme sostenida no empieza sino con una ponencia presentada por Don Natalio Valery en la XII convención de Fedecámaras realizada en Porlamar de todas las delegaciones, apoyo que fue ratificado en la posterior convención de Maracay.

La dictadura perezjimenista proyecto el puente sobre soledad y Ciudad Bolívar con pase central sobre la piedra del medio y línea férrea sencilla, pero al final lo construyeron los gobiernos de Betancourt y Leoni, ocho kilómetros agua arriba entre punta Chacón y playa blanca con un diseño distinto.

También fue objeto de su preocupación el canal de navegación del Orinoco que, parecido a una caña, presentaba nudo a todo lo largo. Había que eliminar esos nudos, solía escribir por la prensa don Natilio, para que la navegación sea fluida hasta el puerto de Ciudad Bolívar y no ocurra accidentes de encallamiento, frecuente en los intentes bancos de arena de la Pastora y la Franquía en tiempos de estiajes.

Años van y años vienen y en las bajantes periódicas de las aguas se impone el trasbordo de la carga de cabotaje y de importación que traen en sus estrechas bodegas los barcos que navegan el Orinoco. Y se maltratan los bultos, y pudren las papas, y se dañan las cebollas, se atrasan los ganados de embarques y las compañías navieras corren con el grueso de los gastos de esa dilaciones argumentaba don natalio.

Pero no solo había que dragar el Orinoco sino limpiar y mantener afluentes importantes como los ríos Apures, Arauca, Meta, Portuguesa, Guanare, Cojedes, Masparro, Caura y Guárico que para 1966 ya no se podían navegar como desde el siglo anterior, pues por falta conservación y protección se hallaban reducidos a una utilidad mínima.

De igual manera había que contar bien las islas del Orinoco y fijar la atención oficial y cartográfica en las mismas, pues en la ley de División Política Territorial aparecían veinticuatro cuando la realidad geográfica ponía al descubierto 79 islas que don Natalio  en un articulo publicado en “EL luchador” del 24 de diciembre de 1953 mencionaba con sus nombres y jurisdicciones municipales respectivas.

El dragado de río Orinoco al final se realizó, pero hasta puerto Ordaz hubo que explotar los yacimientos del hierro del Cerro Bolívar. Entonces don Natalio debió emprender desde la Cámara de Comercio una nueva campaña, pues en vez del dragado sin, línea férrea no! Era la consigna.

  Para que la siderúrgica del Orinoco se estableciera donde esta, la Cámara de Comercio presidida por don Natalio Valery debió librar una ofensiva ante el gobierno central apoyada por una sostenida campaña a través de la prensa local y nacional, pues la fuerza vivas de Anzoátegui, liderizadas por su Cámara de Comercio, se desplazaban en todos los terrenos para que dicha planta se instalara en Barcelona o en puerto la Cruz  alegando puertos profundos para que el embarque de los productos siderúrgicos de exportación y disponer de carbón mineral, gas natural y derivados del petróleo coadyuvantes para sacar adelante la nueva industria manufacturera de los grandes yacimientos de hierro descubiertos en Guayana.

En una larga entrevista publicada por El Universal del 18 de noviembre de 1953, don Natalio Valery refuta las argumentaciones de los anzoatiguenses señalando que ya el dragado del Orinoco que permitía de barcos de gran calado era una realidad tangible y que lo del carbón mineral y los derivados del petróleo no resistía una comparación  con el potencial hidroeléctrico del Caroní cuya explotación podía ser eterna (la presa de guri se alza sobre parte de esos terrenos del hato San Carlos que vendió a la nación a Bs. 26 la hectárea).  Por eso decía resulta aventurada la pretensión de los dirigentes anzoatiguenses. Es como si ellos que tienen el petróleo permitieran que los guayaneses se alzaran con las refinerías. Las industrias tienen que estar donde esta la materia prima y ese es el caso de Guayana con relación al hierro.

El gran Hotel Bolívar, primero de estilo moderno y de gran capacidad, inaugurado en Ciudad Bolívar y que la tradición o sucesión propietaria, sujeta a vaivenes económicos, ha trasformado en el actual Hotel Colonial, fue sin duda una iniciativa muy acertada y loable de la visión y dinámica empresarial de don Natalio Valery Agostini, desde la comunidad del Rotary Club de Ciudad Bolívar, constituido en gran promotor. El edificio de cinco pisos fue inaugurado el 9 de agosto de 1952 con su capital de Bs. 1.700.000. Comenzó a funcionar bajo la presidencia de Ernesto Bilancieri.

Asimismo en la ciudad capital fue inaugurado el banco de Fomento Región Guayana, hoy Banco de Guayana en manos del sector privado, en diciembre de 1955 bajo la presidencia de don Natalio Valery Agostini.


Don Natalio Valery, quien falleció el de 2 de noviembre de 1969 a la edad de 80 años, no solo se distinguió como líder, hombre de empresa y de desarrollo de Guayana, sino que sobre salió  como arador y en los cargos de desempeño ya de Venerable Maestro  de la logia asilo de la Paz Nº 13, donde alcanzó el grado 33; directivo de fedecámaras, del Consejo de Economía Nacional, pro-Venezuela, Banco Industrial, Cadafe, Sidor, Saudo, Centro Literario y Científico, Ateneo Guayanés, Cónsul de Chile, del Reino Unido y presidente por varios periodos de la Cámara de Comercio y del Rotary Club. Antes de morir fue declarado hijo ilustre de Guayana por el Consejo Municipal  de Heres y condecorado con la orden de Francisco de Miranda.

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