Empresario fuertemente ligado al desarrollo regional de Guayana, a
quien suele recordarse en los dos últimos meses del año de haber nacido en
Navidad y fallecido el día de los muertos. Pero que debería recordarse mejor
por sus ardorosas campañas a favor de la siderúrgica, el Banco Guayana, la
Aduana y el Puente sobre el Orinoco.
Los primeros Valery llegados a
Venezuela fueron los hermanos de nacionalidad Francesa, Ernesto establecido en
Maripe, casado con Emilia Serrano Ortiz, establecido en los llanos del Guárico,
donde conoció y desposó con su venezolana Antonieta Agostini Sisco, hija de
Natalio Agostini y Ana María Sisco, naturales de Córcega y por mucho tiempo
residenciado primero en Zaraza y luego en el Chaparro.
El matrimonio Valery-Agostini
tuvo lugar 1887, pero dos años después, Carlos enfermó y debió regresar a
Europa con su esposa en cinta. Llegando a puerto de Marsella y en el mismo
barco en que viajaban, Maria Antonieta dio a luz el 25 de diciembre de 1889 y
por haber nacido el día de la natividad y porque así también se llamaba el
abuelo materno, el bebé fue bautizado con el nombre de Natalio.
A temprana edad, Natalio quedo
huérfano bajo la tutela de los tíos Corsos Vicente, Félix y Pascual Agostini.
Este último joven todavía y por la raigambre dejada por sus padres en Venezuela
y el resto de intereses pecuarios en el Estado Guárico, regreso junto con su
sobrino Natalio (1902) que para entonces tenia 12 años. Aquí fundo la firma
mercantil “Mariano & Agostini” y contrajo matrimonio con Maria Cavallazzi,
pero no tuvo sucesión.
Pascual Agostini, m{as que
sobrino, consideraba a Natalio como un hijo y lo preparo con vista al futuro
manejo de su parte en la empresa, inscribiéndolo en el Colegio San Agustín dirigido por el pedagogo Régulo
Machado, donde no solo se enseñaba la primaria, si no que se preparaba al
alumno para desempeñarse en cualquier oficio de índole mercantil.
Debidamente preparado en los
asuntos mercantiles y con la ventaja de tres idiomas (español, francés e
italiano) comenzó Natalio Valery Agostini a trabajar con su tío hasta que este
falleció en 1908. Entonces tenía 19 años y quedo prácticamente al frente de los
negocios de su tío.
El 5 de julio de 1911, centenarios de la independencia, el
presidente del Estado Bolivar, general Arístides Tellería, inauguró una serie
de obras: la luz eléctrica, el paseo 5 de julio, la plaza farrera y la Estatua
de la libertad en la plaza Arismendi del sector Santa Ana, frente a la logia
asilo de la paz Nº 13. Aquí Natalio, con el ardor de sus 21 años pronunció su
primer discurso en el que intercaló fraces insoportables para le
hipersensibilidad políticas para los adoraderos de la dictadura gomecista, lo
cual le valió cierta represión oficial.
Veintisiete años después, ya
muerto y enterrado Juan Vicente Gómez, don Natalio Valery pronunciara un acto
de recepción al presidente Eleazar López Contreras, otro discursó polémico
relativos a los problemas económicos y sociales de la región, que lo enemistará
con el entonces gobernador del Estado, doctor José Benigno Rendón.
En 1920 ingresa como Gerente de
la C.A. Electricidad de Ciudad Bolívar bajo la presidencia de Andrés Juan
Pietrantoni y renuncia luego de once años para sumir la gerencia de la Nueva
Cervecería de Ciudad Bolívar, fabricante de la famosa Pilsen “princesa Bolívar”
para que los guayaneses significaba como “la regional” para los zulianos.
La Nueva Cervecería que
trabajaba con maestros de cerveceros alemanes con la mayor cebada importada de
Europa, fue otra victima de la segunda Conflagración Mundial, pero antes
sostuvo una guerra a muerte con la electricidad al tratar de competir por el
mercado doméstico y comercial del fluido eléctrico, así como por otros
renglones referidos a la molienda de granos y producción de hielo.
Ciudad Bolívar, desde el siglo
pasado hasta loa años sesenta, importaba y exportaba por su puerto fluvial y,
por consiguiente, disponía de una Aduana que finalmente fue trasferida a puerto
Ordaz.
Pero antes que lo fuese, hubo en
1940 un intento por parte del doctor Francisco J. Parra, ministerio de
hacienda, de eliminarla en función de la nueva Aduana de puerto la Cruz, donde
según telegrama envió entonces a la Cámara de Comercio, debía realizarse el
desembarque de la mercancía importada
por los comerciantes bolivarense a objeto de que llegara por carretera a su
destino final. El primero en salirse al paso con todos los hierros a esta predecisión
ministerial, fue don Natalio Valery esgrimiendo razones no solo económicas y de
administraciones hacendistas, sino de logística comercial que al final
convinieron al Gobernador Nacional de un inconveniente de que ante mano estaba
subrayado por falta de una carretera propiamente dicha a un puente sobre el
Orinoco.
Don Natalio Valery fue un sempiterno miembro
de la Cámara de Comercio e industriales de Estado Bolívar, y su presidente y
miembro directivo por varios períodos, no tenia o nunca tuvo partido político
donde afianzar sus luchas y campañas a favor del desarrollo de Guayana. Estas
las emprendió y sostuvo siempre desde la Cámara de Comercio que para su tiempo
fue un gremio fuerte tomado en cuenta que se hacia sentir nacionalmente a todos
los niveles.
Si bien en tiempo de Cipriano Castro ya se
había acariciado la idea de un puente sobre el Orinoco, una campaña firme
sostenida no empieza sino con una ponencia presentada por Don Natalio Valery en
la XII convención de Fedecámaras realizada en Porlamar de todas las
delegaciones, apoyo que fue ratificado en la posterior convención de Maracay.
La dictadura perezjimenista proyecto el
puente sobre soledad y Ciudad Bolívar con pase central sobre la piedra del
medio y línea férrea sencilla, pero al final lo construyeron los gobiernos de
Betancourt y Leoni, ocho kilómetros agua arriba entre punta Chacón y playa
blanca con un diseño distinto.
También fue objeto de su preocupación el
canal de navegación del Orinoco que, parecido a una caña, presentaba nudo a
todo lo largo. Había que eliminar esos nudos, solía escribir por la prensa don
Natilio, para que la navegación sea fluida hasta el puerto de Ciudad Bolívar y
no ocurra accidentes de encallamiento, frecuente en los intentes bancos de
arena de la Pastora y la Franquía en tiempos de estiajes.
Años van y años vienen y en las bajantes
periódicas de las aguas se impone el trasbordo de la carga de cabotaje y de
importación que traen en sus estrechas bodegas los barcos que navegan el
Orinoco. Y se maltratan los bultos, y pudren las papas, y se dañan las
cebollas, se atrasan los ganados de embarques y las compañías navieras corren
con el grueso de los gastos de esa dilaciones argumentaba don natalio.
Pero no solo había que dragar el Orinoco sino
limpiar y mantener afluentes importantes como los ríos Apures, Arauca, Meta,
Portuguesa, Guanare, Cojedes, Masparro, Caura y Guárico que para 1966 ya no se
podían navegar como desde el siglo anterior, pues por falta conservación y
protección se hallaban reducidos a una utilidad mínima.
De igual manera había que contar bien las
islas del Orinoco y fijar la atención oficial y cartográfica en las mismas,
pues en la ley de División Política Territorial aparecían veinticuatro cuando
la realidad geográfica ponía al descubierto 79 islas que don Natalio en un articulo publicado en “EL luchador” del
24 de diciembre de 1953 mencionaba con sus nombres y jurisdicciones municipales
respectivas.
El dragado de río Orinoco al final se
realizó, pero hasta puerto Ordaz hubo que explotar los yacimientos del hierro
del Cerro Bolívar. Entonces don Natalio debió emprender desde la Cámara de
Comercio una nueva campaña, pues en vez del dragado sin, línea férrea no! Era
la consigna.
Para
que la siderúrgica del Orinoco se estableciera donde esta, la Cámara de
Comercio presidida por don Natalio Valery debió librar una ofensiva ante el
gobierno central apoyada por una sostenida campaña a través de la prensa local
y nacional, pues la fuerza vivas de Anzoátegui, liderizadas por su Cámara de
Comercio, se desplazaban en todos los terrenos para que dicha planta se
instalara en Barcelona o en puerto la Cruz
alegando puertos profundos para que el embarque de los productos
siderúrgicos de exportación y disponer de carbón mineral, gas natural y
derivados del petróleo coadyuvantes para sacar adelante la nueva industria
manufacturera de los grandes yacimientos de hierro descubiertos en Guayana.
En una larga entrevista publicada por El
Universal del 18 de noviembre de 1953, don Natalio Valery refuta las
argumentaciones de los anzoatiguenses señalando que ya el dragado del Orinoco
que permitía de barcos de gran calado era una realidad tangible y que lo del
carbón mineral y los derivados del petróleo no resistía una comparación con el potencial hidroeléctrico del Caroní
cuya explotación podía ser eterna (la presa de guri se alza sobre parte de esos
terrenos del hato San Carlos que vendió a la nación a Bs. 26 la hectárea). Por eso decía resulta aventurada la
pretensión de los dirigentes anzoatiguenses. Es como si ellos que tienen el
petróleo permitieran que los guayaneses se alzaran con las refinerías. Las
industrias tienen que estar donde esta la materia prima y ese es el caso de
Guayana con relación al hierro.
El gran Hotel Bolívar, primero de estilo
moderno y de gran capacidad, inaugurado en Ciudad Bolívar y que la tradición o
sucesión propietaria, sujeta a vaivenes económicos, ha trasformado en el actual
Hotel Colonial, fue sin duda una iniciativa muy acertada y loable de la visión
y dinámica empresarial de don Natalio Valery Agostini, desde la comunidad del
Rotary Club de Ciudad Bolívar, constituido en gran promotor. El edificio de
cinco pisos fue inaugurado el 9 de agosto de 1952 con su capital de Bs.
1.700.000. Comenzó a funcionar bajo la presidencia de Ernesto Bilancieri.
Asimismo en la ciudad capital fue inaugurado
el banco de Fomento Región Guayana, hoy Banco de Guayana en manos del sector
privado, en diciembre de 1955 bajo la presidencia de don Natalio Valery
Agostini.
Don Natalio Valery, quien falleció el de 2 de
noviembre de 1969 a la edad de 80 años, no solo se distinguió como líder,
hombre de empresa y de desarrollo de Guayana, sino que sobre salió como arador y en los cargos de desempeño ya
de Venerable Maestro de la logia asilo
de la Paz Nº 13, donde alcanzó el grado 33; directivo de fedecámaras, del
Consejo de Economía Nacional, pro-Venezuela, Banco Industrial, Cadafe, Sidor,
Saudo, Centro Literario y Científico, Ateneo Guayanés, Cónsul de Chile, del
Reino Unido y presidente por varios periodos de la Cámara de Comercio y del
Rotary Club. Antes de morir fue declarado hijo ilustre de Guayana por el
Consejo Municipal de Heres y condecorado
con la orden de Francisco de Miranda.
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