Médico y escritor, autor de historia de la Medicina en Venezuela. Era
apureño de Elorza, pero nunca conoció su pueblo natural. Se consideraba
bolivarense y solía decir que sus vínculos con las tierras guayanesas eran
profundos y absolutos.
Poco importante donde nace, lo
más relevante del ser humano es de donde se forma. De allí que Armas Chitty en
determinada ocasión haya dicho del doctor Ricardo Archila que era “guayanés de
formación” porque fue precisamente Guayana que le ofreció los fundamentos de
sus conocimientos y le brindó lo mejor de su vivencia y afectos.
Nació el 1909 (27 de abril), año
inicial de la dictadura del General Juan Vicente Gómez. En el Estado Bolívar
mandaba el General Arístides Tellería y
aparecía el Actual diario “El Universal” y la revista de vida efímera “La
Alborada” impulsada por Rómulo Gallegos, Julio Planchart y Julio Horacio
Rosales.
En 1911, estando en Ciudad
Bolívar toda vez de aquí lo trajo recién nacido su madre Ramona Perlaza para
llevarlo al registro civil, se produjo la muerta de su padre. La noticia lo
consigno los siguientes términos “El Anuncio”, órgano de la casa mercantil de
don Pedro Liccioni:
“por noticias llegadas
últimamente, se sido hoy en esta Ciudad
la muerte del señor Ricardo Isidoro Archila, comerciante del Alto
Orinoco.
Su padre, además de comerciante,
era dado a las faenas del llano desde su hato “Las Camazas” en las cercanías de
Elorza. La economía de apure oscilaba entre la ganadería siempre abundante la
explotación de las plumas de garzas y garzón, cueros de res y de venado, los
que salían al exterior vía Ciudad Bolívar, donde había establecimientos
mercantiles de gran movimiento de importación y exportación como el Blohm,
Casalta, Palazzi, Pietrantoni, Luccioni, Dalton y Boccardo, entre otros. Ciudad
Bolívar, no obstante puerto fluvial, era tan importante como los marítimos de la
Guaira y Puerto Cabello dada su condición de centro de operaciones comerciales
accesibles a todos los lugares continuos al Orinoco y afluentes.
Las costumbres de la época
estaban muy vinculadas a la educación y formación de individuo. Hoy,
lamentablemente, resultaran anticuadas a la luz de las que impone los
transculturizantes medios del cine, la radio y la televisión comerciales.
Costumbres desechadas hoy, por ejemplo, era el diario espíritu de competencias
en el aula, consistentes en permanecer o cambiar a un puesto superior o de cola
en los bancos según la respuesta dada a la pregunta de la clase. Los buenos
estudiantes ocupaban los primeros asientos y era un orgullo ocupar y sostenerse
de primero en las bancas escolares, así como obtener buenas notas y tomar parte
en los actos literarios.
Los exámenes finales eran
publicas y con jurados. Imposible egresar de primaria si no se denominaban en
las prácticas los conocimientos básicos de la ortografía. El egresado tenía que
saber leer y escribir correctamente, lo que ingratamente no ocurre en la
actualidad para vergüenza de tantos pedagogos modernos.
Otras costumbres desaparecidas
no obstante a la belleza y encanto de la distinguida era el uso de pantalones
cortos y medias largas hasta bien entrada la adolescencia; la obedecían y
respeto profundo a los padres y gente mayor; la costumbre de regresar temprano,
a más tarde a las nueve de la noche cuando campaneaba el reloj de la Catedral que denominaba todo el
vecindario; rezar antes de acostarse; quitarse el sombrero para saludar o al
pasar frente a la iglesia; ceder la acera al paso de las damas cualquiera que
fuese su edad; pedir la bendición a padres, tíos y padrinos.
En ese medio con tantos patrones
sociales estudió y creció Ricardo Archila como bien queda evidenciado en su
Testamento Abierto que nos regaló el doctor Camilo Perfetti, uno dentro de sus
numerosas generaciones de alumno de cátedra de Historia de la Medicina,
ejercida en la UCV durante 22 años.
Dado el prestigió de la
educación inglesa y la importancia universal de ese idioma, los bolivarenses
mandaban a sus hijos a la vecina Isla de Trinidad a reforzar sus estudios de
primaria y a aprender esta lengua de este
origen anglosajón. La vecindad no esta solo era bueno para los
estudiantes si no también para los exiliados políticos venezolanos, muchos de
los cuales se quedaban residenciados en la isla como bien le ocurrió al médico
Jorge Pereira fundador de la isla del Colegio “Andrés Bello” en 1917 y el cual cerro sus puertas en
1940, un año antes de la muerte de su fundador. En ese colegio estudio Ricardo
Archila y también en este St. Mary’s Collage en 1918, inmediatamente después de
habar estudiado en el “Liceo Guayana” de Ciudad Bolívar fundado 1916 por el Br.
Narciso Fragachan (1958-1940).
En 1923 cuando ingreso a la
secundaria en el Colegio Federal de Varones de Ciudad Bolívar, estaban allí en
su cátedra los doctores Oscar Luis Perfetti, Carlos Emiliano Salom, Adán Blanco
Ledesma, Jesús Mendoza Briceño, Br. Ernesto Sifontes, Pbro. Adrián M. Gómez,
Angel Barletta y José Gaspar Machado.
Guayana junto a Caracas es
pionera del movimiento estudiantil venezolano. La Federación de Estudiantes en
Venezuela fue fundada en 1913, se extinguió en 1921 y estando extinguida surgió
en 1926 el Centro de Estudiantes del Estado Bolívar al calor del éxito de una
velada artístico-literaria. Era Director del Colegio el Dr. Oscar L. Perfetti,
quien junto con todo el personal docente alertó el movimiento estudiantil.
El joven José Miguel Gómez
Rengel (el pope Gómez), propuso como
tarea esencial del centro de publicación de una revista y surgió el 31 de mayo
de ese mismo año bajo la dirección de Ricardo Archila, acompañado en la
subdirección por Héctor Guillermo Villalobos, quien publico en la revista uno
de los primeros poemas: “Retrato de una morena”.
El Centro de Estudiantes
constituidos por 32 alumnos del Colegio Federal se inició con una nueva Junta
Directiva presidida por Cesar Fragachan Arreaza e integrada además por Pablo
Ruggeri Parra y Juan Bautista Rodríguez en calidad del Vicepresidente; Carlos
José Ramírez Torres, Secretario; Carlos
Evaristo Rendón, Subsecretario; Clementina Bello, Tesorera; Hortensia Flores,
Subtesorera; José Miguel Gómez Rengel,
Orador de Orden y José Antonio Silva H., Bibliotecario.
Esta revista de 30 páginas,
tamaño dieciseisavo, dedicada a la historia, las letras y la ciencia, se
editaba en la Tipografía “La Empresa”,
la misma de diario "El Luchador”. Circulaba el último de cada mes y
no aceptaba colaboración sino exigida.
En su primer editorial aclara
que al “Ingresar al palenque de la vida periodística, lo hace sin otra fuerza
que el entusiasmo de la juventud y sin otra prenda de valor que la sinceridad
de nuestras ideas para contribuir al adelanto intelectual de Guayana, de esta
tierra heroica que siempre ha seguido las huellas de Minerva”.
La revista se extinguió con el
Nº. 24 en abril de 1928 y por su dirección pasaron, además de Ricardo Archila,
Juan Francisco Reyes Baena, quien llegara a ser Director del diario “El
Nacional” y Juan Alberto Gambús.
Antes de ingresar a la
Universidad Central de Venezuela, Ricardo Archila tuvo un bache en sus estudios
de bachillerato en el Colegio Federal de Varones y fue cuando a partir de su
calidad de pianista resolvió asumir la dirección de una Orquesta para recorrer
los pueblos del interior del Estado. A su regreso, la revista “Oriflama” en su
número 14 de junio de 1927 reseñará:
“Del interior del Estado a
regresado después de una larga ausencia el amable compañero Ricardo Archila,
quien viene muy bien impresionada de aquella región de oro y la goma”.
Ese año reasume su estudio, pero
pronto se vera envuelto en una travesura estudiantil que le costara la
expulsión del Colegio. Su madre lo envió a la capital a concluir los estudios
el “Liceo Caracas” dirigido por Rómulo Gallegos y el cual funcionaba en un inmueble de Cuartel Viejo. Allí lo
descubrió Gallegos como excelente mecanógrafo y le dio el primer capitulo de su
novela “Doña Bárbara” para que se lo pasara a maquina.
Ingresó a la UCV en 1928 cuando
Caracas era todavía una Ciudad respirable, de clima fresco y neblina en las
madrugadas, tranvía eléctrico y autobús como medio de transporte colectivo. Sus
estudios concluyeron en 1934 y en diciembre y tras una pasantia de dos meses en
Tucupita esta de vuelta en Ciudad Bolívar.
En agosto de 1935 tuvo su gran
prueba de fuego al practicar una trepanación craneal de urgencia (por
suicidio). El paciente venía de España y traía el cadáver de su esposa (recién
casado). Trasbordo en Trinidad y en la travesía de puerto España a Ciudad
Bolívar, pasado el puerto de San Félix,
trató de suicidarse disparándose con un revolver por la sien. Alcanzo el
buque por lancha y sobre una de las mesas del comedor practico la operación. La
paciente sobre vivió, pero perdió la visión para el resto de su vida.
De dos meses después salvo la
vida del Dr. Manuel de Jesús Alvare al practicarle de urgencia una talla
suprapública, al mes siguiente contrae matrimonio con Maria Gruber Salom y 1936
es designado Médico de sanidad con sueldo de mil bolívares.
Comenzaba así su carrera como
sanitarista a la par que le nacía su primer hijo. Al siguiente por un trix no
pierde la vida en un lance personal de tiros de revolver y pistolas entre los
doctores Antonio Ciro Medina, Carlos Fragachan y el, Ricardo Archila, suscitado
por un chisme de alguien que oyó y transmitió mal el mensaje. Como no hubo
heridos ni muertos, solo pasaron un mes en la cárcel.
Becado por la Fundación
Rockefeller realizó un Master de salud pública en Baltimore, 1940. Al siguiente
año publico su primer trabajo, Geografía
Médico-Sanitaria del Estado Cojedes, con especial referencia al
paludismo. Entonces trabaja en la División de Malariología del Ministerio de
Sanidad. En 1946 fundó la educación Sanitaria y el quincenario SER, primer
periódico de divulgación sanitaria en el continente que circulo durante casi
treinta años con tiraje de 30 mil ejemplares. Ese mismo año editó Bibliografía
Médica Venezolana. En 1951 es electo Miembro Correspondiente de la Academia Nacional
de Medicina. En 1952 obtiene el primer premio en el concurso sobre
Biografía del Dr. Luis Razetti. En
1953 fundó la revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina y se
inicia en la UCV como profesor asistente a la cátedra de Historia de la
Medicina y es propuesto Individuo de Número de la Academia Nacional de
Medicina. En 1956 ve la luz pública su libro Historia Médica de Ciudad Bolívar.
Ricardo Archila, quien falleció
en Caracas del mismo mes (abril 22) de su nacimiento, estuvo muy vinculado con
el Liceo Peñalver del que fue profesor de ingles, biología e Historia
Universal.
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